En el viejo paradigma, todavía en uso, el conocimiento era algo que se debería poder condicionar, racionalizar, acumular, poseer, tener y utilizar. En el nuevo paradigma, el conocimiento nos pide, si queremos entender algo, una incondicionalidad que nos transformará en materia líquida. Quizá es por eso que nos cuesta tanto aceptar este hecho y pasar de dominadores a partícipes.
Gabriel