La palabra es como un contrato que hace que se vincule el pensamiento con una determinada acción. El peligro que tiene la palabra es que con ella, además de afirmar o negar, puedes engañar y hacer como que dices una cosa y haces otra o no haces nada, lo cual de poco sirve que digas que vas a hacer cuando lo que haces es ir postergando y escapándote.
Gabriel