El mejor cicatrizante es el conocimiento: al poner la palabra adecuada para cada cosa que nos pasa, nuestra esencia toma una forma con la que expresar lo que somos y lo que necesitamos. Como el alma quiere ser nombrada en su punto justo, cuando no encontramos el modo de poner palabras a su anhelo, ella misma utiliza el cuerpo para dársenos a conocer.
Gabriel