Nos da por hablar de inteligencia como algo que se puede tener, como algo que gira a nuestro alrededor y que está a nuestro servicio. La realidad es bien distinta: somos nosotros quienes orbitamos alrededor de la inteligencia. Visto así supondría aceptar que lo mejor que podemos hacer es ser receptores humildes de algo que tiene una potencia descomunal.
Gabriel