Los negocios amparados en la virtualidad, tal y como está concebida, son como globos que no resisten la aguja de la realidad, todo y que sus creadores estén obstinados en hacérnoslos pasar como parte de ella. En eso consiste su ganancia, en hacernos creer que lo virtual es real, procurando que el usuario tarde en darse cuenta del globo en el que le han metido.
Gabriel