La sensación de estar enfermo puede ser tan viva como la enfermedad misma. Y hasta es posible que la sensación de estar enfermo pueda considerarse una enfermedad, todo y no estando uno enfermo. Si la sensación de estar enfermo sin estarlo no se doma, podemos acabar enfermos de la misma sensación. Lo cual puede suponer ponerse a tratamiento de algo cuya cura es bien simple. Y hasta es posible que la remediación pueda generar efectos secundarios que den lugar a enfermedades, de las cuales luego no nos lamentaremos pues ya pensábamos que estábamos enfermos. Así, pues, sucede que la sensación de estar enfermo lleva a estar enfermo, hasta el punto de acabar actuando como tal, debido a la preocupación por estarlo. Sin embargo, hay personas enfermas que no actúan como enfermas, ni tan siquiera preocupadas; tan sólo se ocupan de hacer las correcciones necesarias a su tipo de vida. Y será así que sanarán con toda naturalidad, incluso a los demás.
Gabriel
