Es todo un éxito haber convertido un fallo en un acierto sin darse uno ni cuenta. Claro que, si no te has dado cuenta, pensarás que sigue siendo un fallo.
Por un igual, la fragilidad y el amor son los dos motivos por los que establecemos relaciones con los demás. Solemos darnos cuenta de esta igualdad con la edad.
Cualquier hecho necesita de un hilo conductor que lo relacione con otros hechos. Y este hilo, que conduce de un hecho a otro, suele ser una ficción -una ficción oculta cuyo hilo va tejiendo una malla de la cual nos damos cuenta más tarde-. Y a esta ficción la llamamos historia, una materia poco o nada material que nos marca de por vida.
Desarrollarse dentro de los propios límites es más fácil que hacerlo fuera, quizá porque nos parece un ámbito restringido, quizá porque el mundo de lo externo nos tiene obnubilados. Sin embargo, dejar de hacerlo fuera puede ser un reto o algo que no nos permitimos, especialmente si nos hemos dejado engatusar, chantajear o contaminar por emociones que no nos correspondía vivir o mandatos que nunca debimos obedecer.
La percepción de los propios límites (y los de los demás) está muy condicionada por la propia impaciencia... y por la impaciencia de los demás. El enemigo de esta percepción es el delirio, causa de toda impaciencia.
Pretender desarrollarse dentro de los propios límites asegura la plenitud; pretender hacerlo fuera de ellos augura la frustración, el descontento y la envidia.
La perfección es un pecado que no nos podemos permitir, pues nos lleva al aislamiento y a la intolerancia. En cambio, la imperfección nos lleva a tolerar, comprender y acercarnos los unos a los otros. Por otro lado, la conciencia de ser imperfectos nos lleva a evitar todo juicio, lo cual es toda una virtud en los tiempos que corren. Además, la imperfección nos lleva a desarrollar más finamente la empatía y la compasión, cualidades ambas que nos pueden llevar a un nivel más alto de imperfección (lo cual casi toca la perfección).
1.- La renuncia es un recurso que funciona cuando la paciencia está corrompida, o cuando uno está saturado de su propia impaciencia. Si uno tiene paciencia no tiene por qué renunciar a nada. Sólo los impacientes deben aprender a renunciar para conseguir lo que anhelan.
2.- En realidad no se renuncia a nada que sea legítimo. A lo que hay que renunciar es a las condiciones que uno pone, que son justamente las que imposibilitan que nuestros propósitos, si son legítimos, puedan cumplirse.
La consecución del fin acarrea la propia extinción, puesto que vivimos para su cumplimiento. Hagamos, pues, si queremos seguir vivos, lo posible para retrasar dicha consecución.
Entre otras cosas, la cultura de la culpa fomenta el inmovilismo, las limitaciones sin sentido y la división entre las personas, a la vez que dificulta el aprendizaje y restringe la libertad. La escasa tolerancia al fracaso es consecuencia de la cultura de la culpa, todo lo cual amordaza la libertad que el espíritu emprendedor necesita.
¿Es posible amar el conocimiento habiendo transgredido toda expectativa de utilidad que esperábamos de él? ¿Es posible amarlo cuando todas las predicciones a él atribuidas han fallado?
Quien sea ambicioso y lleve mal la posibilidad de fracasar, lo mejor es que se haga preguntas modestas. En cambio, a la persona modesta, a la cual no le molesta fracasar, se le pueden hacer preguntas ambiciosas y de imposible respuesta sin que la amistad con ella quede deteriorada. Sin embargo, lo mejor es aceptar que las respuestas caen como le cayó la manzana a Newton, cuando menos se lo esperaba.
Están pasando tantas cosas, entre las que sabemos que pasan y las que no sabemos, que se ha roto el envase habitual y no vemos que haya otro de recambio.
¿Qué pasaría si un día te das cuenta de que eso que decías que son "tus posibilidades" están siendo utilizadas por otras personas, pensando en que son suyas y no tuyas?
¿Qué pasaría si de eso que dices que son "las posibilidades" de alguien cercano a ti un día te dieras cuenta de que no son suyas sino tuyas?
Tus creencias tanto pueden ser la policía de tu sistema de vida; las alas que tus proyectos necesitan para alcanzar una cumbre; o una forma de estrellarse (y permanecer estrellado) sin darte cuenta.
Si un acontecimiento, que venía augurado por una posición planetaria, sucede justo antes de que la exactitud de dicha posición haya tenido lugar, ¿no será que la astrología en realidad no estudia las consecuencias de los movimientos planetarios en nuestra vida, y que lo que estudia es lo inverso?
La ciencia es una pasión. La obtención de conocimiento es una pasión. Sin embargo, para algunos, la mayor pasión es controlar y manipular la vida a través de técnicas que utilizan bajo excusa de que son para obtener conocimiento y bienestar.
Están pasando tantas cosas, entre las que sabemos que pasan y las que no sabemos, que se ha roto el envase habitual y habrá que inventar uno nuevo deprisa y corriendo si no queremos que la realidad se desparrame.
Están pasando tantas cosas, y a tal aceleración, que ni los límites de velocidad dictados por los gobiernos podrán hacer nada para parar eso que no sabemos qué es.
Del mismo modo que un cráneo necesita de un cerebro para sentirse útil cumpliendo con su misión, tu corazón necesita de un amor que irradie vida dentro y fuera de ti.
El camino a la felicidad pasa por estar tranquilo. El camino de la tranquilidad pasa por sentirse estable. Así, pues, el reto es mantenerse tranquilo y estable en un mundo que está como está.
Un clavo necesita de un martillo para poder cumplir su función y sentirse satisfecho y útil. Sin embargo, ambos necesitan que alguien dé un golpe para que el resultado de la relación sea fructífero.
Vivo bajo un árbol lleno de metáforas. Al principio, cuando llegué a él, me cayó una manzana en la cabeza. Más adelante me dio por darle algún golpecito para que cayeran más. Ahora vivo tumbado bajo su sombra mientras observo cómo las manzanas van cayendo sin que yo tenga que hacer nada.
Poner bajo la pequeñez de un método astrológico la grandeza de la astrología es ignorarla o enterrarla en vida. Por la misma razón, tratar de que encaje en el método científico es despreciarla, despreciar la propia inteligencia o, peor aún, negarse a saber de qué va.
Un requisito para una buena salud es cocinar sin apetito. Si esperas a tener apetito para ponerte a cocinar, te arriesgas a perder el control de lo que haces en la cocina o con tu estómago.
Puede suceder que el futuro sea una semilla que ha caído en un lugar tan sombrío que no puede germinar, ni crecer, ni florecer. Una buena idea no puede prosperar si está rodeada de sombra y sin posibilidad de recibir luz. Sólo los rayos de sol pueden hacer que la idea pueda crecer y llegue a ser vista por todos.
El futuro es el combustible que necesita el presente para llegar a su destino. Sin embargo, el presente es un chofer de un pasado al que a veces se le pincha una rueda o se avería. Es por eso que el coche debe estar impecable y bien cuidado para que pueda funcionar.
De jóvenes luchamos por la igualdad; de mayores, sin embargo, acabamos aceptando que hay desigualdades invencibles de tan persistentes que son. Sin embargo, ya muertos somos todos iguales, con nuestro esqueleto pronunciando una sonrisa que es más risa que otra cosa.
La pasión por vivir nos hace progresistas; el temor a la muerte, conservadores. Gran paradoja ésta en que la vida de los humanos, tan desigual como es, acabe en una muerte que nos iguala a todos.
Cuantos más medicamentos, más enfermedades. Cuantas más terapias, más malestar. Cuantos más remedios tienes a tu alcance, peor te sientes y con más torpeza te comportas. ¿Cómo podrías hacer para vivir mejor haciendo menos? ¿Cómo podrías obtener respuestas de calidad reduciendo la pregunta a lo justo? ¿Cómo sanar una enfermedad con una terapia mínima? ¿Cómo mejorar una relación con la persona amada reduciendo tu presencia en su vida a lo justo y necesario? ¿Cómo eliminar toda pretensión de realización y felicidad para llegar a ser verdaderamente feliz? ¿Es posible sentirse realizado sin estar desparramado en actividades que disipan la energía? ¿Puede sentirse uno feliz ahora mismo sin proyectarse en expectativas acerca de la felicidad?
No puede haber anonimato en el éxito, lo cual me lleva a pensar que el éxito que uno pueda lograr tiene como destino las personas amadas, la familia, la comunidad. Es como el talento, que no es para uno. Ni el éxito ni el talento son para uso personal sino para darse, ofrecerse, entregarse.
La mayoría de fracasos vienen por pretender el éxito egoísta y autogratificante, por evitar darse, ofrecerse, entregarse. Lo único que es de uno es el fracaso, una vía de autoconocimiento que el éxito no da. Darse cuenta de ello es todo un éxito.
A menudo se identifica el éxito con la fama o el destaque social; ¿será por eso que muchas personas lo evitan? Sin embargo, el destino del propio éxito debería comportar su entrega generosa y altruista en beneficio de la comunidad, ¿será por eso que muchas personas lo evitan?
Un fracaso es un éxito que no ha acabado de madurar.
Un fracaso es un éxito que ha acaecido antes de hora.
Un fracaso puede venir dado por tu propia impaciencia, que te llevó a querer recoger el fruto en un momento poco propicio; o, por el contrario, una tendencia a procrastinar que te ha llevado a dejar que el arroz se pase.
Cuanto más me oculto, más se me ve; cuanto más me muestro, menos se me entiende; viviré plenamente el día en el que mueran todas las expectativas sobre mi.
Eso que llamamos Historia no es más que un conjunto de reverberaciones. Los acontecimientos que articulan la historia son reverberaciones unos de otros. En realidad toda la Historia es un mismo acontecimiento reverberando con el mismo sonido y color en diferentes etapas, encarnándose en diferentes personas -acaso las mismas, aunque con cuerpos diferentes- y mostrándose de manera peculiar según el contexto.
Si la Historia fuera una metáfora de un organismo vivo, que lo es, como, por ejemplo, el cuerpo humano, los acontecimientos serían los órganos y su manifestación a lo largo de la Historia supondría un entrelazamiento entre ellos a través de meridianos. A lo largo de su recorrido, cada meridiano tiene momentos en los que se sitúa más cerca de la superficie del euerpo, mientras que en otros tramos se oculta, lo cual no quiere decir que no estén.
Así, pues, lo que hace excepcional a un momento histórico determinado es la confluencia en el tiempo de acontecimientos que en otros momentos se habían producido de forma separada o disgregada.
Dar más prioridad a un sueño imposible que a los detalles de la realidad cotidiana, hace que esta última parezca más tediosa de lo que en realidad es. Dar más prioridad a un amor imposible que al amor posible, hace que este último se vuelva imposible.
Para conseguir visibilidad, hay personas que hacen todo tipo de cosas. Sin embargo, otras, con verdadero talento, no hace falta que hagan nada para llegar al corazón y a la mente del mundo.
La vida de uno rara vez está ocupada por quien uno cree que es. Es más, hay veces que está ocupada por una muchedumbre ruidosa no identificada, cualquier cosa excepto uno mismo.
La progresiva miniaturización del Estado en favor de la gigantización del mercado está generando en los políticos, como nunca antes se había visto, una necesidad de estar presentes a toda costa en la vida pública. La presencia de los políticos en el ágora pública es proporcional a su inutilidad.
En tu actitud, más que el pasado, debería influir más lo que anhelas para el futuro. Sin embargo, lo que más va a influir en tu futuro es lo bien o lo mal que gestiones tu presente.
La palabra pretende explicar la realidad como si ésta fuera lisa y previsible.. Sin embargo, la realidad está formada por placas tectónicas cuyo movimiento tritura todo lo que se pueda decir de ella.
Es una virtud controlar los vicios sin renunciar a ellos. En cambio, no tener vicios puede resultar tan inhumano y ofensivo para los demás que ni de lejos es virtud.
Que la pretensión de virtud no tape los vicios, sino que estos sean mostrados con humildad y dignidad, lo cual ya es una virtud
¿Es la escritura un paliativo de la soledad? ¿Es la soledad un requisito para poder escribir; un amor por tu ausencia; o un tributo que ese mismo amor nos pide, y que nos lleva a seguir escribiendo con lágrimas blancas?
Pienso para poder escribir; y acabo escribiendo para no tener necesidad de decir lo que pienso. Y así es que pienso en ti cuando prefiero escribir para no tener que decir te quiero.
Una buena compañía es la levadura que mi individualidad necesita para poder elevarse sobre sí misma. Los objetivos compartidos son la levadura que mi horizonte necesita para ampliarse, abarcarme y hacerme parte de él.
Si todo logro en la vida dependiera de la fuerza de la voluntad, acabaríamos exhaustos rápidamente. Sin embargo, una alianza de la voluntad con las energías y fuerzas de la naturaleza puede facilitar la realización sin dejarnos agotados.
Para llegar a esta alianza, habría que tomar la espátula para ir sacando de encima las capas de perfeccionismo, neurosis, masoquismo, impaciencia, falta de fe, de amor y de humildad. Una vez decapado, nuestro ser interno se encuentra libre para establecer esa alianza; y es entonces que nos damos cuenta de que la apología del esfuerzo y del hacer sin parar, en detrimento de la fuerza de la magia de la vida, no era otra cosa que consecuencia de una educación incompleta que ha dado lugar a un ego desconfiado, y descomunal en su desconfianza. Desmontadas las consecuencias de esta herida primordial, la casualidad toma el lugar del esfuerzo y se pone al timón de nuestras vidas.
Aquello a lo que llamamos casualidad no es otra cosa que la acción del inconsciente personal en alianza con la psique de la vida. La formulación de propósitos pasa a un segundo término, dejando su lugar a una visión que florece en paralelo al proceso de sanación y que se encarga de tramar la malla de casualidades que es la vida plena.
La realización de un sueño esperado suele acontecer en un día inesperado. La realización inesperada de un sueño acontece en un día en el cual no esperabas nada.
Todo éxito es fruto de una buena cocción. La vida nos va cociendo hasta dejarnos hechos un éxito.
Todo fracaso es fruto de una mala cocción. Hay cocciones que se acaban antes de tiempo, dejándonos a medio hacer; las hay que se pasan y nos dejan demasiado hechos; y las hay que nos dejan al punto, lo cual nos da una sensación de éxito y de felicidad.
El porcentaje de enseres que guardas sin usar en casa, en el despacho o en el trastero, es proporcional a los recursos y facultades que desconoces de ti por falta de uso.
Por otro lado, esas facultades, que pudiendo ser utilizadas no se utilizan, acaban atrayendo dificultades externas, como si ambas cosas estuviesen vinculadas por una cuerda invisible que las pusiera en resonancia.
La linea de negocio llamada religión, creada por los humanos a expensas de Dios, ocupa más espacio y volumen que el Dios al que apela y toma como excusa. La religión ocupa más espacio y volumen que la fe a la que quieren guiar. Sin embargo, tanto la fe como Dios se las ingenian para salirse del marco con que el humano los quiere contener. De hecho, nunca han entrado en él por más que nos lo haya parecido alguna vez.
Dios fue posicionado y convertido en real para el común de los humanos cuando a alguien se le ocurrió que podía ser una buena línea de negocio. En épocas más recientes, nuevas líneas de negocio ocuparon el mercado con nuevos productos y refritos de otros más antiguos.
Toda obra concreta necesita de la abstracción para poder llegar a estar donde tiene que estar. La abstracción da volumen y presencia a los actos concretos. La abstracción es la levadura de lo concreto.