Hay
personas a las que les resulta insoportable no sólo ponerse a pensar, sino los
pensamientos mismos, incluso cuando éstos no son pedidos y llegan en momentos
de descuido. Y es entonces que como no lo soportan, abren la boca y lanzan
exabruptos sobre el primero que pasa, como si los demás tuvieran la culpa de
ello.