Primero y más profundo está la luz que nos propulsa; después, las imágenes luminescentes que se infiltran en nuestro inconsciente en forma de sueños o ideas fulgurantes; luego, los pensamientos que emergen de él buscando una forma que les de vía; más adelante, un zapato en el que calzarse, aunque a veces pueda contener piedras, creencias y dogmas que dificultan el caminar; finalmente, las palabras que usarás para expresar toda esa belleza que seas capaz de discernir y traducir de entre el polvo de luz y esas piedras. Sin embargo, cuán enemigo es el oido que sin escuchar oye y deja que la mente sea intervenida por ese ruido burdo y mezquino que nos circunda.
Gabriel
