El cuerpo es una somatización del alma. Sin embargo, ella un día empieza a cansarse de tanta somatización y de tanta vida corporal, y se distrae o huye, o va y se pone a pensar en otras cosas que le gustaría hacer; y sigue así hasta que un día consigue desembarazarse de tanto peso. Y es entonces que cuelga el cuerpo como un traje, que se deja en un perchero cuando se deja de usar. Y se pone a volar ligeramente para descansar de tanta pesadez. Y luego vuelve con todo lo aprendido, a la espera de encontrar un cuerpo en el que encarnarse y plasmarse con la sabiduría plena adquirida con los trajes vestidos.
Gabriel