El ego toma algo que es natural y lo convierte en apoteósico -es decir, le da una identidad espiritual-; luego hace apología de ello, como un mercader en busca de acólitos, dispuesto a vender sus propios productos. En otras palabras: patenta la naturaleza, la envuelve, la privatiza -se la quita a los animales, a las plantas, etcétera-, le da un argumento espiritual y luego la hace pasar como si hubiera sido él quien la hubiese diseñado. Ah, y luego de eso hace pirámides y multiniveles, pues bien tiene que vender lo que dice que engendra, ¿no? No tendría sentido crear una patente y no salir a vender, ¿eh?
Gabriel