Cumbres y montañas

Hay montañas cuyas cumbres están muy bien definidas, de tal manera que cuando llegas te das cuenta de que has conseguido el objetivo. En cambio, hay otras en las que las cumbres no se ven, aunque no por ello uno deja de querer subir y procurar llegar hasta el final. Sin embargo, el peligro que ello tiene es que nunca sabes si has llegado, ni cuánto te queda, ni si ya estás bajando sin darte cuenta de si has logrado algo o no. Yo sé de personas que ya están bajando sin haber disfrutado de la llegada. Y también sé de quien retrasa todo lo más que puede la llegada a la cumbre, acaso porque saben de lo efímero del éxito. Ahí se ve que prefieren más vivir un triunfo en ciernes, sin consumar, que el hecho de alcanzarlo.