En el pasado, el miedo hizo gobernable el mundo. Luego, más recientemente, el desdén de la ciudadanía lo facilitó, con la consiguiente corrupción acordada y sostenida por todos. Pero, ¿y a partir de ahora? ¿cómo será gobernado el mundo, con la indignación desvergonzada y sin miedo? ¿con qué nos anestesiarán?