Las religiones son distorsiones de la espiritualidad creadas por el ego. Cada una es un espejo maquillado de los propios espantos; cada una de ellas con un carácter, una neurosis; cada una de ellas reflejando anhelos imposibles. Y no son más que formas de enmascarar el fracaso en la búsqueda de sentido.
Más que para acercarse a lo sagrado, las religiones son capilarizaciones de un ego imposible de contener. Y como éste no tiene suficiente con un estilo de vida modesto y discreto crea festejos, congregaciones, sectas y estructuras, para poder crecer sin fin.