Dicen que los bancos tienen la culpa de todo. Sin embargo, yo veo en ellos personas cómodamente sentadas. También los hay, y hay que decirlo, que son muy incómodos y en donde no se sientan ni los gatos, que ya es mucho decir. Sin ir más lejos, hace poco me senté en uno con tan mala suerte que lo hice encima de un clavo en punta. Como todos los bancos tienen la culpa de todo, según dicen, yo me quedé ahí pensando en que la culpa de todo la tienen todos los bancos. Sin embargo, luego pensé que es que no escogí bien el banco y, más aún, que me flojea la vista. Y de eso no puedo decir que tenga la culpa el banco.
Gabriel