Cuando la vocación no está clarificada, lo único que nos hace avanzar son las obligaciones.
Cuando las obligaciones nos parecen pesadas, recurrimos al pundonor de mantenernos en el compromiso para seguir adelante.
Cuando el compromiso flojea, entonces aparece la necesidad de descubrir cuál es nuestra verdadera vocación
Obligarnos a seguir adelante en algo es un sustitutivo temporal, sólo temporal, de la fluidez sin sensación de esfuerzo que nos proporciona seguir una vocación"
Cuando la vocación no está musculada, porque no estamos acostumbrados a profundizar lo suficiente, sobreviene una enfermedad que actúa como guía. Un sobre esfuerzo en pro de una obligación, sin el fundamento de una vocación, puede dar lugar a una enfermedad, la cual puede estar actuando como reajuste maravilloso si uno presta la atención debida.
Una sociedad entera o un grupo cultural amplio también son depositarios de una vocación y, al igual que las personas, también pueden hacer caso omiso de esta vocación y caer en manos de la dictadura del mercado y de la especulación. Ello explicaría por qué la sociedad está enferma.
Gabriel, de cosecha propia
