Era un tipo tan inseguro, que sólo que escuchara la palabra seguridad le hacía quedar sin tono vital. Y cuando todos le decían que se soltara de su inseguridad, ello le provocaba todavía más inseguridad. Y lo bueno es que el también se decía a sí mismo que debía hacer lo que fuera para soltarse de su inseguridad. Pues bien, en eso que alguien viene y dice que no se suelte de nada, y va y resulta que empezó a sentirse cada vez más seguro. Ahora es el rey del mambo.
Gabriel