En este mundo de burbujas cognitivas vamos de un extremo a otro. En el viejo paradigma, que todavía vive, en el que se perseguía la objetividad y la cuantificación, el observador no contaba y se le consideraba una máquina; y ahora, con otro (¿otro?) paradigma hemos pasado al otro extremo y parece que volvamos a las religiones animistas ancestrales, en donde todo está vivo y en conexión con el observador. Y en este pasar de un extremo a otro, la moda es la que marca tendencias - la moda de las explicaciones -, más que un cambio de paradigma auténtico.
Gabriel