Para perdonar algo que alguien hizo, primero trata de calibrar las consecuencias reales que ello ha tenido sobre ti, cuestionando si eres tú quien ha dado de comer al agravio y al dolor, quien sabe si para tapar alguna miseria o carencia acaso más intolerable y dolorosa. Y será entonces que te darás cuenta de que no hay que perdonar a aquél sino a ti, por lo que podrías haber hecho o dejado de hacer.
Gabriel