La naturaleza ha jugado sus cartas y ha decidido intervenir, una vez más, sobre la tendencia de los humanos a legislar sobre ella. El humano legisla sobre la naturaleza porque considera que es tan ficción como él, sin darse cuenta de que es su hijo. ¿Por qué será que los hijos legislan a los padres -y viceversa-, si no es porque piensan que también son ficción? ¿Será que legislar una ficción nos la hace parecer más manejable y contenible, o también es una ficción?
Gabriel