Para una persona que anhele acceder al conocimiento, será su nivel de madurez el que determinará si necesita de un maestro, de una responsabilidad, de una limitación o de un obrar con plena libertad de conciencia.
Para un maestro que esté dispuesto a transmitir el conocimiento, será su propio nivel de madurez el que determine si necesita adeptos que le sigan al pie de la letra, alumnos libres que interpreten sus palabras, personas que lo traten y consideren como a un igual y sin distinción, o escépticos descreídos que le hagan sentirse obviado.
Gabriel
