Tomar conciencia supone poder darnos cuenta de que somos seres delirantes que vivimos en un estilo de vida hecho de inercias. Es posible que esas inercias estén dando de comer a los delirios, para que sigan siendo lo que no quieren dejar de ser. Deliramos para mantener las inercias en su sitio. Sin embargo, un primer paso para la transformación en el estilo de vida -y en nosotros mismos- consistiría en distinguir entre la inercia real, natural en todos los seres vivos, y la inercia formada por los detritus mentales residuales derivados de creencias que todavía no han sido eliminadas del sistema. Así, pues, deliramos en la medida en que esos detritus siguen en nosotros. Vivimos en un estreñimiento delirante, lo cual puede hacer que nuestra capacidad de cambio y transformación quede embarrancada en algún pantano emocional.
Gabriel