Pregunta y respuesta
Érase una vez una respuesta que sin avisar llegó a casa de una pregunta. Llamó a la puerta y la pregunta, asustada, no abrió, todo y sabiendo que ahí estaba la respuesta. La respuesta, por su parte, se sintió abandonada. La pregunta, por la suya, también se sintió mal, pero el susto era fuerte y siguió sin abrir la puerta. En estas, la respuesta se hizo una pregunta y acto seguido la pregunta abrió la puerta y dijo que la respuesta era ella. Y así fue como pregunta y respuesta se pusieron a tomar el té con pastas mientras hablaban de sus cosas.
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