Se
constata que en cada descubrimiento científico subyace una operación de
marketing de grandes dimensiones. Ocurre con el bosón de Higgs: mira lo pequeño que es y qué colosal es la operación de marketing con que
nos lo muestran. No se sabe bien en qué mejorará a la humanidad y ya dicen que su descubrimiento justifica el dinero invertido hasta ahora y el que ha de invertirse de aquí en adelante.