En ese escenario en el que el sistema humano pasa fácilmente del drama a la comedia, y de la comedia a la tragedia, las mentiras ocupan más nuestra atención que la verdad simple y llana, la cual permanece tan plácida y calma que nunca pide ser protagonista. Más bien nos pide que seamos igualmente plácidos y calmos, y un poco menos protagonistas. Y es de este modo que constatamos que ella anida humildemente en un lugar al cual no dimos importancia, tan obnubilados como solemos estar con todo lo que no es ella.
Gabriel