1.- La renuncia es un recurso que funciona cuando la paciencia está corrompida, o cuando uno está saturado de su propia impaciencia. Si uno tiene paciencia no tiene por qué renunciar a nada. Sólo los impacientes deben aprender a renunciar para conseguir lo que anhelan.
2.- En realidad no se renuncia a nada que sea legítimo. A lo que hay que renunciar es a las condiciones que uno pone, que son justamente las que imposibilitan que nuestros propósitos, si son legítimos, puedan cumplirse.
Gabriel