Quien sea ambicioso y lleve mal la posibilidad de fracasar, lo mejor es que se haga preguntas modestas. En cambio, a la persona modesta, a la cual no le molesta fracasar, se le pueden hacer preguntas ambiciosas y de imposible respuesta sin que la amistad con ella quede deteriorada. Sin embargo, lo mejor es aceptar que las respuestas caen como le cayó la manzana a Newton, cuando menos se lo esperaba.
Gabriel