La libertad como alucinación
La
libertad abre la posibilidad de enfermar de lo que uno quiera. Sin
embargo, cuántas veces vemos que las enfermedades individuales tienen su
nido en el árbol familiar. Es decir, la enfermedad individual no es tal
sino que es colectiva, puesto que muchas personas ya han sufrido, sufren y sufrirán de ello. Todo sigue, aunque con apariencias diferentes según el tiempo que se esté viviendo, como un miasma que va mutando de generación en generación. Vista así, la libertad es una alucinación que viene de una desconexión de la rama con respecto al tronco del árbol del que forma parte.
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