Los sistemas de conocimiento, para llegar a donde se proponen, utilizan métodos que lo reducen todo de tal manera que quepa en la mano. Es algo que hacen la ciencia, la religión, la psicología, la astrología, etcétera. De esta manera, con clasificaciones, categorías y métodos, seguimos sin saber quiénes somos. Sólo sabemos que con esta reducción alguien nos mantiene alineados según sus decretos, los cuales repetimos como si con ello pudiéramos apaciguar nuestro desconocimiento. ¿Cómo, si no, podríamos quedarnos tan anchos justificando nuestro comportamiento mediante nuestro signo astral, nuestro número de eneagrama, nuestro biotipo o nuestra morfología, etcétera?
Gabriel