La razón de que seamos tan viciosos está en que no ha habido nadie que haya hecho una campaña de marketing convincente a favor de la virtud: ya sea porque la virtud no es un buen negocio, y por eso las agencias no se ponen en ello; o porque quien alguna vez se atrevió a pregonarla era tan vicioso como nosotros y no le creimos.
Gabriel