Para que una verdad no pierda su rango debe actualizarse cambiando de lenguaje. Así, éste se convierte en el maquillaje que la verdad necesita para parecer siempre joven, bella y seductora. Es así como evita perder el atractivo para no caer en el olvido o en el catálogo de mentiras ciertas.
Visto así, un cambio de lenguaje puede hacer creíble lo increíble. Y viceversa: un descuido o arruga en el lenguaje puede dar lugar a que una verdad pueda acabar en la clínica de estética.
Gabriel