Gratitud sexual
Erase una vez una candorosa mujer que en su vida de casada vivía el sexo de forma contenida, todo y que el marido era un señor muy apetecible, percepción que compartía con sus amigas. Ella, según cuenta, encuentra gran placer en la contención, mientras sus amigas se disputan al marido. Dice que se emociona mucho de esta manera. Sin embargo, durante unos días a la semana acude a encuentros sexuales desenfrenados con personas desconocidas que llevan los ojos vendados y sin nada debajo. Se les ve practicando juegos sexuales sin apenas emoción, solo por compulsión, a la espera de encontrar un orgasmo que sea meramente físico. Luego, ya en casa, toma a su hombre de la mano y le da las gracias.
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