Impuestos emocionales
El pago de impuestos servía para perpetuar las diferencias sociales. Ahora, sin embargo, los impuestos han adquirido formas emocionales que resultan tan coaccionantes o más que las monetarias. Los impuestos que pagamos son, y han sido siempre, emocionales. Así, por ejemplo, veríamos que las diferencias entre clases están definidas por paredes de cristal, las cuales se hacen más o menos inexpugnables según ritos que son manejados y arbitrados por eso que últimamente llaman mercado, el cual ya existía desde antes de que se le llamara así.
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