Hubo un momento en el que la Iglesia se quedó con el conocimiento, guardánselo bajo llave y para su uso exclusivo. En estas, por ejemplo, se crearon la masonería y otras congregaciones laicas y no laicas, que trataron de reconstruir lo que hasta ese momento había sido reservado.
De igual modo, los partidos políticos habían monopolizado por completo el espacio público. En estas, debido a una crisis galopante, y en un sano ejercicio de conciencia colectiva que les está desbordando, surgen plataformas participativas ciudadanas que tratan de recuperarlo.
Resulta que tanto la Iglesia como los partidos políticos, realimentándose de su propia incompetencia y falta de miras, han acabado provocando tales respuestas.