En nuestro mundo, la búsqueda de la verdad ha entrado en un claro declive. Preferimos una ficción que nos prometa emociones intensas y nos mantenga distraídos. Nos gusta más el espectáculo y el ruido que el silencio y la concentración. Tendrá más poder sobre nosotros quien nos ofrezca una ficción que nos emocione y distraiga de las asperezas de la vida, que alguien que nos advierta de las equivocaciones que cometemos estupidamente. Hitler lo sabía muy bien.
Gabriel